Lo que detiene a las personas de hacer, de sentir, de escuchar, de estar, de ver e incluso de hablar, es únicamente el miedo.
El miedo, un sentimiento que muchas veces es difícil de explicar, de describir o mas bien, de afrontar.
Que aveces duele más que ninguna otra cosa, porque te vence, porque no es ajeno: es el mas claro y limpio espejo de vos mismo.
Es una lucha interna por ganarte, por quererte, afrontar el éxito y el fracaso propio, sin poder señalar a alguien, no depende de nadie más que de vos.
O jugas, pudiendo ganar o perder.
O no arriesgas y queda la "duda", aunque queda probado que el vencedor es él, el miedo.
Él: una mediocre ilusión o excusa para que la culpa de la inseguridad o desconfianza propia recaiga en los demás.
El miedo te deja inmóvil: te tapa los ojos, la boca, los oídos y hasta el corazón....
¿O en verdad sos vos mismo quien lo hace?
Morir en el delirio de esos ojos tristes
En segundos podes pasar a tocar fondo.
Simplemente queres sacarte el pecho y entregárselo a alguien o algo que lo haga sentir lleno, que te haga sentir que estas yendo hacia algún lugar, que tenes un rumbo y que todo simplemente va a estar bien.
Es estar rodeado de gente y sentirte absolutamente solo, es escuchar palabras y que ninguna sirva, es mirarte a vos mismo y desconocerte, sentir que simplemente sos otro.
Sentirte ahogado en tu laguna de pensamientos y a kilómetros de tu hogar, de tu lugar, como si nunca lo fueras a encontrar.
Se siente como no parar de pensar pero no pensar nada en absoluto.
Sentirte ajeno a todos y todo, no ser parte de nada, ni siquiera ser parte de vos, es como estar volando a la deriva con tus pensamientos y tu dolor a flor de piel, buscando algún tipo de cura, que parece simplemente no existir.
Morir de a poco, en cada palabra, en cada suspiro, en cada recuerdo.
Simplemente queres sacarte el pecho y entregárselo a alguien o algo que lo haga sentir lleno, que te haga sentir que estas yendo hacia algún lugar, que tenes un rumbo y que todo simplemente va a estar bien.
Es estar rodeado de gente y sentirte absolutamente solo, es escuchar palabras y que ninguna sirva, es mirarte a vos mismo y desconocerte, sentir que simplemente sos otro.
Sentirte ahogado en tu laguna de pensamientos y a kilómetros de tu hogar, de tu lugar, como si nunca lo fueras a encontrar.
Se siente como no parar de pensar pero no pensar nada en absoluto.
Sentirte ajeno a todos y todo, no ser parte de nada, ni siquiera ser parte de vos, es como estar volando a la deriva con tus pensamientos y tu dolor a flor de piel, buscando algún tipo de cura, que parece simplemente no existir.
Morir de a poco, en cada palabra, en cada suspiro, en cada recuerdo.
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