Lo que detiene a las personas de hacer, de sentir, de escuchar, de estar, de ver e incluso de hablar, es únicamente el miedo.
El miedo, un sentimiento que muchas veces es difícil de explicar, de describir o mas bien, de afrontar.
Que aveces duele más que ninguna otra cosa, porque te vence, porque no es ajeno: es el mas claro y limpio espejo de vos mismo.
Es una lucha interna por ganarte, por quererte, afrontar el éxito y el fracaso propio, sin poder señalar a alguien, no depende de nadie más que de vos.
O jugas, pudiendo ganar o perder.
O no arriesgas y queda la "duda", aunque queda probado que el vencedor es él, el miedo.
Él: una mediocre ilusión o excusa para que la culpa de la inseguridad o desconfianza propia recaiga en los demás.
El miedo te deja inmóvil: te tapa los ojos, la boca, los oídos y hasta el corazón....
¿O en verdad sos vos mismo quien lo hace?
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